Juan C. León BrázquezPeriodista y bibliógrafo

El Sonido del Color

Ni lo vi pintar, ni lo oí tocar, pero los cuadros de Rafael Botí me evocan un relajante concierto de color, aunando pentagrama y lienzo en el alma del arte. Tan andaluz como Vázquez Díaz, su amigo y maestro, y como él pasó por el tamiz parisino, imprescindible en una generación que renovó el arte, en Europa y en España.

Córdoba, su ciudad, es hoy el referente imprescindible para conocer su extensa obra, gracias a la generosidad mostrada por su hijo. Es Rafael Botí, músico y pintor, un artista muy nuestro, como lo es su paisano y primer maestro, Julio Romero de Torres. No en vano, fue en su ciudad, cuando en 1923 realizó su primera exposición y ahora, casi cien años después, asistimos al compendio acumulado de toda una vida dedicada al arte.

Estamos ante algo más que una Exposición antológica, estamos ante sentimientos enmarcados en trazos para quien, como decía su amigo José Caballero, “siempre canta un pájaro en sus cuadros”. La naturaleza expuesta a la visión íntima de la inquietud y el embrujo de quien sintió la sensibilidad de la viola y el pincel.

Juan Carlos León Brázquez
Periodista y bibliógrafo
Nerva, junio de 2020