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J. Pérez de AzorPeriodista

Con Eduardo Sanz, en la exposición que celebró en el Ateneo de Madrid, 1980

El maestro Botí es historia y actualidad. Compañero y amigo de la Celaya, de Caneja y de Rodríguez Acosta, su obra siempre fue un surco fértil que posibilitó el brote y un hacerse tronco firme. Cada obra es un poema de luz diluida, de poesía indecible. Pintor de raza el calor y el color de Andalucía se enriquecen en sus cuadros con los tonos de conversaciones que pueden ser doctrinas senequistas, inquitud islámica, ansias de abrazar o simple "quejío".

ABC. Octubre 1987

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