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Fernando VázquezCrítico de arte

Rafael Botí acompañado por Francisco Solano Márquez y Dely Blanco (hija política del pintor) en su chalet de Torrelodones, 1990

¿Cuál es la cualidad emocional de este fino pintor? Ternura por naturaleza. ¿Y su cualidad técnica? Virtuosismo para sacarle a los tonos sus matices más castos.

Botí, que es tan experto como el mejor impresionista en buscar fórmulas suntuosas, huye sin embargo de la mera vibración decorativa. Prefiere paisaje qué “siente” al paisaje que “canta”. No en balde este joven artista es un buen músico y su instrumento la viola.

El paisaje de Botí, se ha lavado previamente de sonoridades agudas. No es impresionista, pero ni tampoco expresionista ni surrealista. Es reflejo de las alegrías y dulzuras de la naturaleza en un espíritu melancólico y sensual.

Boti está predispuesto a pintar la brizna de hierba con el esmero de color, que la colina solemne. Pero le atrae sobre todo el agua. Porque el agua es profunda y musical.
 

FERNANDO VÁZQUEZ 
“La voz de Cordoba”, 1931
 

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